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¿Quieres adelgazar? ¡Come lento!

19 Feb 2020

¿Sabías que la comida tarda unos 20 minutos para ir del estómago al íleon, la parte final del intestino delgado? Cuando llega a esta parte del intestino se libera una hormona que envía un mensaje al cerebro comunicándole que el estómago ya está lleno. Si comes rápido, ingieres más cantidad de comida de la que tu cuerpo necesita y no te sacias porque no ha pasado el tiempo necesario para que se produzca el aviso al cerebro. Pero si comes despacio, te sacias antes. Esta es una de las principales ventajas cuando se está llevando a cabo un plan de adelgazamiento.

El ritmo de vida actual hace que cada vez más  dispongamos de menos tiempo para comer. Aunque parece ser cada vez más habitual, es importante que lo convirtamos en la excepción. Hay que conseguir, por lo menos, 30 minutos para poder comer con tranquilidad. Tu organismo te lo agradecerá… ¡y tu dieta también!

 

Los 8 beneficios de comer despacio

Si comes despacio la sensación de saciedad llega antes, pero ¿sabías que hay otros muchos beneficios para tu salud? Presta atención, porque en esos beneficios encontrarás aliados que te ayudarán a perder peso:

  1. Evita los gases. Cuando masticamos poco los alimentos llegan al estómago en trozos que cuesta más deshacer, por lo que comienza un proceso pesado de digestión que causa flatulencias, gases e hinchazón.
  2. Cuida la salud dental. La saliva ayuda a lubricar el alimento para una mejor digestión. El ejercicio de masticar fortalece mandíbula, encías y dientes.
  3. Favorece la digestión. Al triturar mejor los alimentos con los dientes, el estómago trabaja de una manera más eficiente.
  4. Regula el nivel de glucosa. Cuando conseguimos tener una buena digestión, nuestras hormonas trabajan de forma más regular y pausada.
  5. Mejora los niveles de estrés. Masticando despacio conseguimos un efecto contagio en todo el cuerpo, tranquilizándonos y calmando, en cierta medida, el estrés del momento.
  6. Mejora la absorción de los nutrientes. Los nutrientes son absorbidos en su totalidad gracias a un buen funcionamiento del aparato digestivo.
  7. Se consume menos cantidad de comida. Cuando comemos despacio se dispara la hormona de la saciedad, la leptina.
  8. Se tiene más conciencia de lo que se come. El comer lento nos permite fijarnos más en lo que comemos: cantidad, alimentos, zona grasa de un filete… Conseguimos una mayor concienciación para la siguiente elaboración de nuestro plato.

Un estudio de la Universidad de Kyushu, en Japón, ha demostrado que las personas que se toman el tiempo suficiente para masticar correctamente tienen mejores digestiones y se sacian antes. Los investigadores también descubrieron que los “comedores lentos” tenían menores índices de masa corporal y unos perímetros de cintura más saludables. En otro estudio, realizado por la Asociación Americana del Corazón, se encontró que los “comedores rápidos” eran un 11% más propensos a desarrollar el síndrome metabólico, lo que conlleva mayor riesgo de enfermedades cardíacas, incluyendo obesidad, altos niveles de grasas perjudiciales, altos niveles de colesterol, alta presión sanguínea o un mayor nivel de azúcar en la sangre.

Trucos para lograr comer más lento

Toma nota de estos consejos y tenlos a mano a la hora de sentarte a la mesa. ¡Te serán de mucha utilidad!

  1. Evita llegar al punto de tener un hambre extrema.
  2. Respira 3 veces profundamente antes de comenzar a comer.
  3. Suelta la cuchara o el tenedor entre bocado y bocado y saborea con atención lo que tienes en la boca.
  4. Come cogiendo cantidades pequeñas con tu cubierto.
  5. Elige alimentos que haya que masticar (crudos, fibrosos, consistentes…). Si son blandos o triturados, no tomes otro bocado hasta haber ingerido bien el primero.
  6. Controla el tiempo. Debes tardar en comer unos 30 minutos como mínimo. Intenta no terminar antes.
  7. Apaga todos los aparatos electrónicos. ¡Céntrate en tu maravillosa comida!
  8. Si notas que aceleras, para y vuelve a respirar 3 veces. ¡Disfrútala como te mereces!
  9. No te impacientes si no lo logras al principio. Todo cambio de hábitos requiere un tiempo y muchas ganas.

 

Si estás siguiendo el Método PronoKal, tu dietista-coach te ayudará a aplicar estos trucos en tu día a día, y te dará muchos otros consejos para mejorar tu relación con la comida y que consigas tu objetivo: ¡perder peso y mantenerlo para siempre!

 

Y tú, ¿no tienes ganas de alargar uno de los mejores momentos del día?

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